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Griselda Guadalupe López nació el 19 de agosto de 1959, se casó con el capo en la década de los 80 y tuvo cuatro hijos con él: Édgar, Joaquín, Ovidio y Griselda Guadalupe. Sufrió el dolor de perder a su hijo mayor, Édgar, quien fue asesinado en un enfrentamiento con un cártel rival, el de Los Beltrán Leyva, en 2008.
Sus dos hijos varones sobrevivientes se metieron de lleno al cártel, al igual que ella, pues autoridades estadounidenses -la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC)- la ubican como miembro del Cártel de Sinaloa, lavando dinero para la organización criminal, según informa el diario Milenio.
Las operaciones criminales de Griselda López, quien también es conocida como Karla Pérez Rojo o Silvia Escoto Muñoz, fueron detectadas de igual manera por autoridades mexicanas, que la detuvieron en 2010 debido a que sus ingresos eran mayores a los que reportó ante la Secretaría de Hacienda, pero fue liberada un día después.
Medios estadounidenses reportaron que el entonces presidente de México, Felipe Calderón ordenó la liberación de la segunda esposa de “El Chapo”, debido a que temía que la violencia se hiciera presente en represalia por la detención.
Griselda, la madre
Propiedades, cuentas y negocios fueron puestos al nombre de Griselda para asegurar el bienestar de sus hijos, quienes también entraron al mundo del narco, algo con lo que ella no estuvo de acuerdo y manifestó estar harta de que se les señalase como tal: “He perdido un hijo por las guerras que provocaron”, señaló en el pasado.
Lo último que se supo de ella es que pagó los gastos funerarios de los sicarios que fueron abatidos por las fuerzas armadas mexicanas durante el operativo de detención de Ovidio Guzmán, llevado a cabo el 5 de enero de 2023 en Culiacán, Sinaloa.
Actualmente, Griselda López se encuentra prófuga de la justicia en Estados Unidos, y se desconoce si tiene relación con sus demás hijos.
Con información de EFE y AP