Édgar Veytia: La Justicia a la Medida del Poder
Por Mateo García
La reciente liberación de Édgar Veytia, conocido como "El Diablo", exfiscal de Nayarit condenado por narcotráfico, es un claro reflejo de cómo la justicia puede volverse maleable cuando se cruzan intereses políticos y estratégicos. Si bien el exfuncionario había sido sentenciado en Estados Unidos, su salida temprana de prisión se produjo en medio de un proceso legal donde él mismo acusó a las autoridades estadounidenses de manipular pruebas en su contra.
Pero, ¿es esto realmente un acto de justicia o simplemente una transacción disfrazada de legalidad? Su colaboración como testigo clave en el juicio contra Genaro García Luna parece haber sido la moneda de cambio perfecta. No es un secreto que, en los casos de gran impacto, la fiscalía estadounidense suele ofrecer reducciones de condena a cambio de información valiosa. Sin embargo, esto también deja un mensaje peligroso: si eres un criminal de alto perfil, lo único que necesitas para obtener beneficios es conocer los secretos de los peces más gordos.
Por otro lado, las acusaciones de tortura que pesan sobre Veytia en tribunales federales de EE.UU. y las denuncias de familias en Nayarit no han sido suficientes para mantenerlo tras las rejas. Este hecho nos obliga a preguntarnos: ¿Es el sistema judicial capaz de priorizar a las víctimas por encima de la política y los intereses internacionales? Porque mientras un testimonio puede reducir sentencias, las vidas que fueron afectadas por sus acciones parecen haber quedado en segundo plano.
El caso de Veytia no es solo una historia más de corrupción y narcotráfico, sino un recordatorio de que la justicia sigue siendo selectiva. En un mundo donde el poder dicta el destino de los condenados, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Realmente existe la justicia cuando los culpables saben jugar sus cartas?
📌 Mateo García
🔹 Columnista de Opinión – Especialista en crimen y justicia
🔹 No teme señalar a los poderosos ni exponer las grietas de un sistema que protege a los culpables y castiga a los débiles.
Mateo García fue el primer corresponsal en cubrir un conflicto para el Blog del Narco. En 2011, cruzó Egipto para reportar la guerra en Libia y la caída de Gaddafi. Desde su trinchera, dispara con palabras lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir.