El operativo contra el narco se ejecutó en la población de Guachochi por comandos de la marina de México y tiene la particularidad de que se registró tan solo 72 horas después de que se diera, en Washington, una reunión bilateral entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de México, Andrés Manuel López Obrador.
De hecho, uno de los crímenes por los que la DEA ofrecía la millonaria recompensa –aparte de los cargos por inundar de cocaína varias calles estadounidenses– es el de un agente de esa agencia identificado como Enrique “Kiki” Camerana, asesinado en febrero de 1985 por directa del viejo capo.
Caro Quintero fue el fundador del Cártel de Guadalajara, con el que exportó ilegalmente cocaína desde 1980 y llegó a tener vínculos ilícitos con el desaparecido capo colombiano Pablo Escobar Gaviria.
Además, este capo ya había sido capturado en México en 1985 por ordenar el asesinato de Camarena, por lo que fue condenado a 40 años de cárcel. No obstante, fue liberado en agosto de 2013 por un tecnicismo legal. Luego, se ordenó de nuevo su arresto, pero se escondió y desde ese año permanecía prófugo.
Tras ese episodio, Estados Unidos exigió su captura con fines de extradición por los cargos de secuestro y asesinato de un agente federal, crímenes violentos, posesión y distribución de cocaína y marihuana, entre otros.
De concretarse su extradición, de acuerdo con fuentes federales, no se descarta que pueda entregar información de socios suyos en varios países, entre ellos Colombia. Incluso, las mismas agencias reconocieron que desde la caída de Joaquín “Chapo” Guzmán, otro narco mexicano, no se le daba un golpe tan alto a la criminalidad internacional.
Con información de EFE y AP